Seguramente, el gran público no lo conocerá por su nombre pero poca gente hay que no haya visto y disfrutado de sus creaciones. El póster interior del álbum de grandes éxitos de Bob Dylan de 1967 con su silueta en negro adornada con un tupé a base de coloridas formas onduladas, el logo clásico de DC (Detective Comics) o el mítico ‘Y love NY’ son solo algunas de sus obras más destacadas. Diseños que alcanzan la creación de logotipos, tipografías, cartelería, diseño editorial … Ha sido expuesto a los museos de más prestigio del mundo como el MOMA o el Centro Pompidou de París.
Milton Glaser nació en Nueva York el 1929, donde estudió en la Cooper Union School of Arte, para después continuar su formación en Italia con Giorgio Morandi. El 1954 fundó junto con Seymour Chwast, Reynold Ruffins y Edward Sorel el ‘Push Pin Studio’ dedicado al diseño gráfico y la ilustración. El 1974 se establecería por su cuenta bajo la marca ‘Milton Glaser Inc’.

Su personal estilo va del arte africano a la acuarela japonesa pasando por el Modernismo o el Dadá. Sus obras reflejan su versatilidad en la búsqueda de la novedad como objetivo final. Sus trabajos se caracterizan por transmitir un mensaje con la menor cantidad de elementos posibles y con una cuidadosa estética visual. Obras que integran texto y mensaje unificando arte y comunicación.
De esta forma, y a pesar de ser hijo de las premisas modernistas, su estilo es ecléctico tal y como podemos observar al leer su manifiesto ‘Ten Things ihave Learned’ publicado a raíz de su intervención en la Voice Conference de AIGA. En el sexto punto del documento, titulado “Style is not to be trusted” declara que el estilo no es confiable. Está sujeto a cambios socio- económicos y por eso, a su parecer, es “absurdo ser leal a un estilo”.
Y es que Glaser, seguramente a causa de su vertiente como ilustrador, rehuye de la ortodoxia metodológica. Un aspecto que también podemos extraer del cuarto punto de su manifiesto titulado «Professionalism is not enough oro the good y the enemy of the great». Y es que para el autor el diseño tiene que ser una transgresión continua, puesto que la repetición, la rutina, la acomodarse en unas formas y estilos, el ser profesional, en resumen, limita la creatividad – y también los riesgos, está claro-.
Finalmente, esta ruptura queda clara en su quinto punto «Less is not necessarily more». Es aquí donde presenta una declaración de intenciones al romper, de viva voz, con sus orígenes. Glaser dice: «Siendo hijo de la modernidad, he escuchado este mantra toda mi vida: menos es más». Para continuar declarando que esta famosa cita acuñada por el último director de la Bauhaus ‘Mies van der Rohe’ es una total tontería y una proposición absurda sin significado. Para Glaser, la sentencia apropiada sería: «Únicamente aquello suficiente es más». Si hacemos un repaso por las diferentes obras de arte, no podemos decir que la reducción y el minimalismo puedan superar la complejidad de obras pasadas. A cada estilo aquello que le corresponde, parece decir.
Los puntos restantes del decálogo viajan hacia opciones personales relacionadas con el ambiente laboral, más que a metodología, el estilo o la teoría del diseño. Puntos como los que afirman que “Solo puedes trabajar para gente que te gusta”, “Si tienes opción, nunca tengas un trabajo” o “Algunas personas su tóxicas, evítalas” son mantras vitales, frutos de la experiencia, que hacen de este manifiesto una declaración de intenciones más que un manual de uso o listado de reivindicaciones. Un manifiesto en la línea de aquello expuesto por Ellen y Julia Lupton en su ‘Manifiesto Manía’: un llamamiento a la acción. Un documento personal, vivo y pasional.
Los puntos restantes del decálogo viajan hacia opciones personales relacionadas con el ambiente laboral, más que a la metodología, el estilo o la teoría del diseño. Puntos como los que afirman que «solo puedes trabajar para gente que te gusta», «si tienes opción, nunca tengas un trabajo» o «algunas personas son tóxicas, evítales» son mantras vitales, fruto de la experiencia, que hacen de este manifiesto una declaración de intenciones más que un manual de uso o listado de reivindicaciones. Un texto en la línea de aquello expuesto por Ellen y Julia Lupton en su ‘Manifiesto Manía’: un llamamiento a la acción. Un documento personal, vivo y pasional.
Con todo, ‘Ten Things ihave Learned’ es una ventana abierta al pensamiento y experiencia de una de las figuras más destacadas del diseño del s. XX.
Enlace al manifiesto en su página oficial — > Miltonglaser.com